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Gioconda Belli: "El 70% de los libros de ficción es leído por mujeres"

Gioconda Belli: "El 70% de los libros de ficción es leído por mujeres"

Un silencio lleno de murmullos (Seix Barral), la última novela de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, es, según la escritora, un reconocimiento a las hijas y a los hijos de la generación que fue parte de las revoluciones en América Latina. Pero también, en sus palabras, una manera de tramitar “la desilusión, que creo que es algo que cargamos todos quienes en América Latina tuvimos la esperanza de que otro mundo era posible”.

La nicaragüense, figura clave de la literatura latinoamericana contemporánea, está en Buenos Aires para presentar esta nueva novela, que cierra la trilogía iniciada con La mujer habitada y El país bajo mi piel. Escrita durante la pandemia, se centra en Penélope, hija de una madre revolucionaria, y es un homenaje a las generaciones que crecieron entre los ecos de las luchas sociales.

En diálogo con Clarín, Belli reflexionó sobre el impacto de la revolución en las relaciones familiares, la conexión entre literatura y transformación social, y el papel esencial de las mujeres como creadoras y lectoras. Desde su exilio en España, reafirma su compromiso con la literatura como herramienta de resistencia y esperanza frente a los desafíos actuales.

–“Los hijos de quienes nos involucramos en la revolución sufrían una suerte de abandono. El de los padres se aceptaba. Otra cosa pasaba con las madres. Esa ausencia materna cargaba a ambas partes con un nivel de reproche y culpabilidad muy doloroso. He pensado en mis hijas escribiendo esta novela”, has dicho sobre Un silencio lleno de murmullos, ¿por qué crees que pasa esto?

–Porque a los hombres se les permitía todo, ni se pensaba dos veces: eran los que hacían la guerra, los que integraban el gobierno, los hombres siempre han tenido una vida pública muy aceptada, es lo que se esperaba de ellos. En cambio de las mujeres, no. Para nosotras era el ámbito privado, doméstico, nos metieron en ese pequeño mundo porque aunque sea lindo criar a nuestros hijos, realmente es un mundo limitado. Entonces si la mujer va a una revolución, por ejemplo, siempre había una carga de culpa tanto impuesta socialmente como la misma que una se ponía. Este libro para mí es muy importante porque es el cierre de una trilogía que empezó con La mujer habitada y siguió con El País bajo mi piel. Y esta novela trata de cómo resolver un poco el asunto de la desilusión, que creo que es algo que cargamos todos quienes en América Latina tuvimos la esperanza de que otro mundo era posible. Yo tuve la enorme suerte de vivir el triunfo de la revolución en el 79, que fue un regalo de la vida. Pero luego nos llevamos enormes desilusiones porque nunca esperamos la terrible represión que hubo después y que a mí me tiene ahorita, por ejemplo, en el exilio. La mayoría abandonamos a Ortega cuando empezó a traicionar lo que nosotros considerábamos que eran los ideales de la revolución. A mí me han quitado mi nacionalidad, me han declarado traidora a la patria, sin pruebas, sin juicio, sin derecho a la defensa, me han quitado mi casa, mi jubilación.

La mayoría abandonamos a Ortega cuando empezó a traicionar lo que nosotros considerábamos que eran los ideales de la revolución.

–¿Dónde está hoy esa esperanza?

–Yo creo que estamos entrando en una etapa oscura en la historia con gente que nunca nos hubiéramos tragado en un pasado: que alguien como Trump haya ganado las elecciones en Estados Unidos, que Milei haya ganado las elecciones en Argentina, que Ortega siga gobernando en Nicaragua. Creo que los proyectos tienen que entrar en un proceso de análisis y que necesitamos más creatividad para imaginar lo que puede venir.

La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.

–¿De qué manera trabajaste para interpretar la voz de Penélope, la protagonista de la historia, hija de Valeria, la revolucionaria?

–Empecé la novela en la pandemia. Tuve muchísimo trabajo y Penélope capturó mi atención. Uno cuando se mete a hacer una novela no siempre sabe qué es lo que busca. Yo sabía un poco que quería encontrar consuelo, ver cómo se podía gestionar esa desilusión, pero al mismo tiempo no sabía cómo y no quería hacerlo desde mi propia historia. Siempre he tenido en mente a mis hijas, he tenido grandes pláticas con ellas (te puedes imaginar que para ellas no fue fácil) y entonces pensé: ¿por qué no darles a ellas un reconocimiento? Y no sólo a ellas, sino a toda la gente joven que vivió con sus padres durante esos procesos y que tuvo que soportar dolores, sufrimientos, aislamientos. Me parecía bien reconocer esa otra parte de estos grandes heroísmos, para decirlo de alguna manera, porque hay un heroísmo también de parte de nuestros hijos. Además quería dejar testimonio de la pandemia porque me pareció un momento importantísimo. No quería que ocupara un lugar preponderante, pero sí que fuera como un marco.

–¿Un marco para la soledad?

–Lo pensé como un momento en el que se construye la protagonista dentro del silencio, de la conciliación y encontrando los papeles de la mamá. Me gustan mucho las novelas góticas, entonces le puse un poco de misterio también.

–Es una novela en la que, como tus libros anteriores, las mujeres tejen redes entre ellas para sostenerse y acompañarse.

–A mí siempre me molesta cuando los hombres, sobre todo, tienen ese discurso de que las mujeres somos peores entre nosotras. Y yo creo que eso es absolutamente falso, las veces que he necesitado apoyo, que me he enfermado, que he estado deprimida, ¿quiénes me han salvado? mis amigas, mujeres. Y creo que las mujeres, en ese sentido, tenemos una capacidad de entender a la otra que es muy profundo, porque además todas de alguna manera vivimos vidas parecidas, sufrimos cosas parecidas. Yo he viajado mucho con mis novelas y lo que me sorprende es encontrarme con mujeres en Italia, en Francia, en Holanda que se sienten representadas.

–¿Cómo ha sido recibida tu obra en los demás países del mundo, ya que se tradujo a más de 20 idiomas?

–Todos estamos circunscriptos a una geografía y a una historia, pero creo que lo que nos articula es la vivencia humana, no solo de las mujeres, también de los hombres que están en las novelas.

–¿En qué estás trabajando ahora?

–Ahorita estoy pensando. Todavía no estoy trabajando en nada en particular. Tengo varias ideas, porque afortunadamente todavía me sobran las ideas, entonces a veces lo que hago es escribir 50 páginas y si a las 50 páginas yo estoy enganchada, pienso que voy bien. Pero todavía no he empezado; tengo un cuento largo que quiero ver por dónde va.

Tengo un una relación de amor con Argentina que parte de mis lectoras y mis lectores y tengo la expectativa de encontrarme cara a cara con esas personas.

–¿Qué expectativas tenés para la Feria del Libro?

–Espero encontrarme con mis lectoras. Tengo un una relación de amor con Argentina que parte de mis lectoras y mis lectores y tengo la expectativa de encontrarme cara a cara con esas personas. Siempre me da una enorme alegría estar en una sala donde ves a la gente reaccionar con lo que estás diciendo y realmente es impresionante. Cuando una se pone a pensar lo solitario que es el oficio y cómo de repente te das cuenta el eco que han tenido tus palabras, es una cosa impresionante.

–¿Es en esos encuentros donde te das cuenta cómo se han transformado tus lectoras con tus libros?

–Y cómo me ha transformado a mí la lectura. Yo no sería quien soy si no hubiese leído los libros que leí.

La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.

–¿Y cuáles fueron los que te transformaron?

–Desde Julio Verne, que me hizo abrir las puertas de la imaginación, hasta todas las novelas inglesas, de Jane Austen, de Charlotte Brönte y después de Virginia Woolf, que es mi gran maestra, la adoro. También me transformaron libros como Los condenados de la tierra, de Frantz Fanon, que me cambió la vida, Rayuela, de Cortázar, al que tuve el enorme placer y privilegio de conocer cuando fui jurado del Premio Casa de las Américas y él estaba de jurado ese mismo año. Julio iba mucho a Nicaragua y nos hicimos amigos. Era un ser tan bueno y tan noble, además de un gran escritor. Hace poco estuve en Austin, Texas, donde hay una de las colecciones más importantes de de manuscritos de la literatura latinoamericana y tuve en mis manos el manuscrito de Rayuela. También me fascinó Borges, García Márquez, Carlos Fuentes, Donoso: el boom fue importantísimo en mi vida.

–¿Qué escritoras mujeres te gustan?

–Luisa Valenzuela, Mariana Enríquez, Claudia Piñeiro, Camila Sosa Villada, Samantha Schweblin, Gabriela Cabezón Cámara, Fernanda Trías, Pilar Quintana, Paulina Flores, Marcela Serrano. Tenemos unas escritoras tremendas.

–¿Pensás que la cultura puede ser uno de los faros actuales?

–Sí, y las mujeres: creo que aportamos muchísimo a la manera de ver el mundo y a la literatura. Hemos estado silenciadas durante tanto tiempo… En España, donde estoy viviendo ahora, me impresiona la cantidad de clubes de lectura y son todas mujeres: el 70% de los libros de ficción en el mundo es leído por mujeres. Tenemos la inteligencia para apreciar la belleza de la imaginación.

Gioconda Belli básico
  • Nació en Managua, Nicaragua. Ganadora del Premio Biblioteca Breve y el Premio Sor Juana Inés de la Cruz por su novela El infinito en la palma de la mano (2008), es también autora de la icónica novela La mujer habitada (1988), que obtuvo en Alemania el Premio de los Libreros, Bibliotecarios y Editores a la Novela Política del Año y el Premio Anna Seghers de la Academia de las Artes.

La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.La escritora Gioconda Belli, en Buenos Aires. Foto: Juano Tesone.

  • Otras novelas suyas son Sofía de los presagios (1990), Waslala (1996), El pergamino de la seducción (2005), El país de las mujeres (2010, Premio La Otra Orilla), El intenso calor de la luna (2014) y Un silencio lleno de murmullos (2024). También ha publicado El país bajo mi piel (2001; 2024), sus memorias durante el período sandinista. Su obra poética ha recibido el Premio Mariano Fiallos Gil en Nicaragua, el Casa de América en Cuba, y los premios Generación del 27 y Ciudad de Melilla en España.
  • En 2011 Seix Barral publicó la antología poética Escándalo de miel. También es autora de la colección de ensayos Rebeliones y revelaciones (2018) y de tres cuentos para niños: El taller de las mariposas (2004), El apretado abrazo de la enredadera (2006) y Cuando floreció la risa (2017).
  • Galardonada en 2018 con el Premio Festival Eñe por toda su trayectoria, con el Premio Hermann Kesten por su compromiso con los derechos humanos y con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2023, también ha recibido el título de Chevalier de las Artes y las Letras y es presidenta del PEN Nicaragua. Su obra está traducida a más de veinte idiomas.

Gioconda Belli estará este sábado en la Feria del Libro participando a las 19 del ciclo Centroamérica Cuenta desembarca en la Feria del Libro de Buenos Aires junto a Luis Chaves (Costa Rica), Luis Lezama (Honduras) y Melisa Rabanales (Guatemala) en la sala Alfonsina Storni. Y mañana domingo, a las 19, presentará su nuevo libro en la sala Julio Cortázar.

Clarin

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